Una de las historias más bellas en cuanto a los bailes del Carnaval de Barranquilla, es la del Mapalé. El nombre de ésta danza africana, proviene de un pez, que en ciertas temporadas se pescaba en el litoral caribe colombiano. Al ser sacado del agua, el animal hacía unos movimientos fuertes con su cuerpo, que eran imitados por los pescadores africanos al ritmo de sus tambores (llamador, alegre y tambora). Así se dio origen a uno de las bailes más rítmicos, sensuales, y movidos del carnaval.
En 1972, los hermanos Cáceres, unos bailarines de San Basilio de Palenque, dieron a conocer la danza ante el comité del carnaval en la ciudad de Barranquilla, es allí y hasta hoy en día, que los Cáceres han sido los principales precursores de las danzas africanas en las festividades.
El Mapalé es una baile en el que los hombres y las mujeres mueven sus caderas y cinturas de manera sensual. Los brazos se posicionan contraídos de manera horizontal a la altura de los hombros, mientras que las piernas separadas se flexionan un poco y así comienza un movimiento de torso lento, que se va acelerando al son de los tambores y maracas. Creo que la danza es una de las más impactantes al ver en vivo, ya que los fuertes movimientos corporales impresionan a cualquier tipo de público. En el vestuario es en dónde más se ve el legado africano. Las mujeres llevan faldas cortas y “tops” que escasamente las cubren, dejando ver muchísima piel, generalmente en la gama de los marrones ya amarillos, mientras que lo hombres llevan un pantalón rasgado a media pierna y una camisa sin mangas (a veces sin camisa). Es una vestimenta sencilla, y hasta un poco “pobre” que refleja la esclavitud y sus condiciones en aquella época. El Mapalé es de las danzas más difíciles de realizar, pero creo, la más bella de observar.
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